Nuestra historia comenzó hace muchos años con la visión de Rodolfo Labbé Campos, quien quiso entregar un sabor único a nuestra comunidad.

Desde el primer día, mi Padre mantuvo un compromiso inquebrantable con la calidad y atención al cliente, convirtiendo nuestro local en un lugar donde el sabor y el cuidado en cada plato se volvieron el sello de nuestra familia.

A lo largo de los años, hemos enfrentado varias crisis económicas, pero siempre logramos salir adelante gracias al apoyo de nuestros clientes, quienes valoran el sabor que, para muchos, evoca recuerdos de la infancia y momentos especiales en familia.

Nos enorgullece ver como el sabor de nuestros pollos asados al carbón sigue siendo una conexión con el pasado y un motivo de reunión. Hoy nuestro deseo es continuar con esta tradición y llegar a más familias en santiago, para que cada vez más personas puedan disfrutar de un sabor auténtico que lleva consigo una historia de dedicación, calidad y un toque familiar.